Otra vez la náusea. Esta sensación en la boca de la garganta, debilidad en los brazos, las manos... Deseos de abrir la boca y gritar fuerte para que salga todo, para que no quede nada dentro. Ni tan siquiera pienso en él, ni en nadie, es sólo esta sensación de no tener sangre, de estar groggy, mareado, asqueado. Esta sensación de saber que estás solo, otra vez, y entonces es cuando me derrumbo y mi cuerpo se abandona a un llanto silencioso que me cura, que desearía me calmara.
Y pienso en el gato que vi en el mercado de Oporto: estaba solo pero de vez en cuando se dejaba acariciar por extraños. Y pienso que yo no tengo por qué ser diferente de los animales a los que tanto quiero. A los que siento en mí como si estuvieran dentro.
Quiero deshacerme de todas estas ideas que me dicen lo que tengo que hacer, cómo tengo que ser para ser una persona normal, con quién tengo que estar. Mi cabeza ya no está aquí.
Y pienso en el gato que vi en el mercado de Oporto: estaba solo pero de vez en cuando se dejaba acariciar por extraños. Y pienso que yo no tengo por qué ser diferente de los animales a los que tanto quiero. A los que siento en mí como si estuvieran dentro.
Quiero deshacerme de todas estas ideas que me dicen lo que tengo que hacer, cómo tengo que ser para ser una persona normal, con quién tengo que estar. Mi cabeza ya no está aquí.
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